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domingo, 4 de julio de 2010

GALINDEZ PATIA CAUCA EN LA ESCUELA INTERCULTURAL

GALINDEZ PATIA CAUCA

Agosto 17-18 de 2007

Con la promesa de que vamos a tener que ir trabajando a lo largo del río Guachicono hasta llegar a Galíndez hay compañeros que como que no se le quieren medir a este taller, bueno por favor, no me hagan caso, son apenas imaginaciones mías por que hay compañeros que no van a ir.

Como hace un mes madrugué para ir al Bordo, hoy llegué un poquito tarde, es decir, a las 7.30 a. m., pero no hay nadie y la oficina está cerrada. Menos mal que me dieron el celular de Susana, la secretaria del proyecto Escuela intercultural y la llamé para preguntarle a que horas es la salida el día de hoy.

La secretaria me informa muy amablemente que hoy no hay transporte, que cada uno debe llegar por su cuenta y que allá le devuelven lo del pasaje. Yo me puse a pensar que menos mal que traje la moto para repetir mi hazaña del Bordo y hasta le propuse a Susana que nos fuéramos en la moto, pero como a ella le toca llevar unas cosas, me propone que mejor nos vamos juntos en carro, luego llamé a Dorángela para ofrecerle mi moto, pero ella me dice que no puede ir por que tiene clase.

Entonces acepté la invitación de Susana y me dirigí de nuevo a la oficina a esperar a Susana que llegó poco después. Yo me fui a la tienda a comprar una botella de agua para tomarme la pastilla de dramamine para el mareo. Luego nos dirigimos al terminal donde escogimos el transporte de Transtimbío por ser más cómo y directo, además anda rápido, por que en sólo 2 horas ya estábamos en Galíndez, sólo que como salimos tarde de Popayán, llegamos a eso de las 12.30 P. m. y nos informaron que teníamos que irnos en una camioneta para El Estrecho de donde bajamos a pie al río Guachicono, cada quien con un neumático, para meterse al río.

Yo cometí el error de llevarme la mochila, pues pensaba que era allá donde íbamos a comenzar a trabajar, pero resulta que en cierta playa, me tocó dejarla para seguir atravesando el río, travesía que hicimos caminando, pues en ese punto el río es muy ancho para no es profundo y así llegamos al otro lado en una isla desde donde había que pasar a una roca en la que un señor llamado Uribe ha construido una cueva salón en donde todas las noches se reúnen los espíritus de los tantos amigos que seguramente se reunieron con este señor en este fastuoso salón.

Para llegar a la cueva es preciso subirse por unos escalones que también sirven como agarraderos para las manos. Yo al principio no me quería subir pues me parecía muy complicado subirse, pero los compañeros me animaron y me dieron la mano y finalmente me subí pero ahora el problema es bajarse.

Mis compañeros muy emocionados empezaron a gritar que "Escuela intercultural del Macizo Colombiano: presente, presente, presente; que Bolívar, Sotará, Mercaderes, San Lorenzo, Patía, Taminango, Caquiona: presente, presente, presente. El compañero Víctor Collazos empezó a decir que hummm y otros compañeros también lo hicieron.

Para bajarme ensayé todas las formas de tirarme pero me da mucho miedo golpearme al caer, de manera que decidí bajarme por las escaleras, como el paisa del cuento de que el español se tiraba de un edificio de 90 pisos, por las mujeres españolas, el italiano por su romántica Roma y ambos se mataron por brutos, pero el paisa que era más inteligentes, dijo: por las escaleras.

Uno a uno se fueron bajando de la cueva de Uribe y todos nos reportamos con la capitana mayor que hoy es la profesora Lola que hoy es la comandante de esta emocionante aventura de la travesía del río Guachicono desde la cueva de Uribe hasta el puente de Dos Ríos en Galíndez.

La profesora nos advirtió que nos dejáramos guiar por los ayudantes para que no nos pasara nada y así lo hicimos muy disciplinadamente. Mi compañero de aventura, es decir el ayudante que me asignaron mecolaboró un buen pedazo, pero en cierta parte se me perdió y yo seguí derecho río abajo, pero tan rápido iba que no me di cuenta que iba muy a prisa, entonces, unos muchachos me alcanzaron y jalaron el neumático que además estaba un poco mal y lo cambiaron por otro, pero al cambiarme me hundí, pasando un pequeño susto, pero se me mojó la mochila y no me di cuenta de que en el otro neumático estaban las chanclas, de manera que en Galíndez me tocó devolverme a buscarlas.

Es de ver la manera que se dan estos muchachos y ver a la profesora Lola cruzando el río detrás de los neumáticos. Finalmente llegamos al puente, yo recuperé mis chanclas y una carpeta que se me había envolatado, pero un compañero la había recogido y entonces pude seguir almorzando tranquilo y después a trabajar en la orilla del río.

La preocupación de los compañeros es por que nos falta trabajar involucrando a los padres de familia, además por que no todos están cumpliendo con las tareas, yo me pregunto, por qué si tanto nos insisten en que hagamos las rutas, las bitácoras y la autobíoetnobiografía, no se recogen estos trabajos, yo le informo al coordinador que ya tengo una buena parte de las bitácoras y de la autobioetnobiogaría mía en 118 páginas, el compañeros manifiesta que de allí en adelante todas las autobioetnobiogafías deberán tener como mínimo 118 páginas.

En la comida la profesora Lola nos lee unos poemas y yo les leo la investigación que vengo realizando acerca de que Dios no hizo primero a Adán sino a Eva y engendró a Adán en el vientre de Eva.

En el acto cultural lo que mas me gustó fue la danza de la queja que es un dramatizado de lo que sucede cotidianamente en todas las escuelas.

Yo les leí unos poemas de mi propia inspiración, el uno dedicado a Galíndez:

 OH GALINDEZ DEL TIEMPO
 
Oh Galíndez del tiempo,

oh Patía de la historia,

invasores trajeron

a tu tiempo la gloria;

de morir por la espada

de un soldado extranjero

de un maldito español,

del terror mensajero.



Oh Galíndez del tiempo,

oh Patía, valle hermoso,

fueron ellos: tu gente,

los mosquitos y el clima,

que rompieron las filas

del fogoso español;

se murieron de fiebre,

no pudieron contigo,

pero viles espadas

traspasaron el sol.
Otros tiempos llegaron,

cimarrones del alba,

madrugada esperanza

de la libertad;

que escaparon del yugo

de de la esclavitud,

a tus tierras llegaron

y las trabajaron,

libres fueron al tiempo

que en ti,

abrigo encontraron

al huir del maldito

esclavista panzón,

que un día de otras tierras,

con cadenas trajeron

a las tierras del indio

un maldito esclavista,

a tus hijos marcaba

y a las hijas del negro

dañó su virtud.



JULIO 30 DE 2007

El sábado 18 el taller se llevó a cabo en un bosque que queda bien retiradito del pueblo muy cerca de la desembocadura del río Dos ríos y el río Mamaconde en el Río Patía.

Ese día se trabajó especialmente la preparación del foro municipal que debe hacerse en cada municipio para dar a conocer la escuela intercultural y comprometer a los candidatos con el sostenimiento del proyecto en cada institución.

Por mi parte le hice entrega de mi autobioetnobiografía a la profesora Aidée que me pidió que se la pasara en medio magnético; yo le dije que me recibiera el folleto mientras yo la terminaba y se la entregaba en CD.

Luego nos fuimos al río Patía donde estaban preparando un sancocho muy sabroso del cual se me olvidó el nombre, (GUAMPIN) por que a mi también se me olvidan las cosas, pero que me pareció muy rico aunque a mi me hace daño, por que se hace con queso.

Pero lo más importante de esta experiencia es la travesía del río Patía, por que al otro lado queda el municipio de Balboa por que en esta parte Patía limita con Balboa, más allá limita Patía con Leiva Nariño. Varios compañeros arrancaron para el otro lado por que ya se conocen el río y no les cuesta trabajo irse y regresar. Yo por mi parte lo tomé con mucho recelo, pues hace mucho tiempo que no me baño en ese río desde que trabajaba en El Estrecho y hay que mirar como se regresa ya que de ida es lo de menos.

Yo les contaba que una vez me pasé el rio Patía caminando en un punto llamado Angulo con unos alumnos del Estrecho cuando venía de un festival de Olaya, pero el profesor Yímer Tello me dijo que yo había pasado el río Patía en avión. Yo me aguanté la crítica por que aún no me había llegado el momento de mostrarle como es que yo atravieso ese río, así que me puse a estudiar de que manera podía volver desde el otro lado al mismo sitio donde estábamos con mis compañeros.

Entonces me di cuenta que la mejor manera de regresarme era nadar de para arriba y con más confianza de poderme regresar me tiré al río y me lo atravesé aunque casi me hundo a la hora de pasarle la mano a un compañero y no alcanzarla, pero logré llegar y casi de inmediato empecé a regresar nadando de para arriba.

En un río como el Guachicono se puede nadar de para arriba con confianza por que la travesía es corta en El Estrecho, pero el río Patía si requiere de cierto estado físico que yo ya casi no tengo, por lo cual la travesía del río Patía requirió de todas mis fuerzas, de manera que al llegar al otro lado me encontraba muy cansado y ya casi no llegaba.

Pero mis compañeros se dieron cuenta de que mi problema no era tanto de miedo, sino de tratar de tener más confianza con ese río tan peligroso.

Finalmente regresamos a Galíndez donde completamos el almuerzo y luego a esperar la buseta para irnos a Popayán.

Hubo también un matrimonio en donde a mi me pareció muy raro de que el novio se le andaba escondiendo a la novia. Si para eso se casan, mejor deberían quedarse quieticos, como yo que a mi edad soy un padre soltero desamparado.

Luego nos vinimos en un carro que nos traía hasta El Bordo, pero que se paró en El Estrecho a completar el cupo y por eso nos pasamos a otro carro que venía directo a Popayán aunque el conductor del otro carro se quedó bravo.

Hay que llegar a Popayán e ir a la oficina por mi moto, que pena con Susana que tal vez querrá ir a descansar a su casa pero por mi moto le tocó irme a abrir la puerta de la oficina.

El Profesor Lesmo por su parte se encontraba muy enfermo con un golpe que se había metido no se en que parte por lo cual no se subió a la cueva de Uribe, ni bajó en neumático, ni se atravesó el río Patía.





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